Reunidos
en la mesa celebraban la cena de Navidad. Todos dispuestos, parapetados tras
una sonrisa forzada como cada año. La nieta más pequeña miraba el viejo álbum
familiar. Disparó una pregunta al aire con su inocencia a flor de piel:” ¿qué
pasó con el abuelo?” Su madre se tensó. Silencio cosido con carraspeos
atravesados. Miradas esquivas que jugaban al escondite.
La
abuela, recompuso el gesto torcido como quien endereza un remiendo.
—Cariño,
el abuelo tuvo que marcharse.
—¿Por
qué? ¿Volverá?
—No,
no lo creo…
—¿Sigue
vivo?
La
madre de la niña interrumpió.
—Alicia,
¿te gustaría tomar ya el postre?
Los
ojos se posaron inertes sobre los platos llenos.
@ana.escritora.terapeuta
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